Con solo recorrer las afueras de las clínicas de esta capital, se puede constatar que la asistencia al médico es masiva.
A eso se suma, estadísticamente, que la situación en la capital del Magdalena con relación a contagios Covid, sí que está complicada.
Hoy, de acuerdo a las cifras, la ocupación de UCI en Santa Marta llega al 90,4 por ciento y los contagios diarios cada vez son más altos en comparación a lo que ocurría el año anterior.
La situación se agrava cuando de las 21 camas UCI disponibles, 17 están equipadas para patologías diferentes al Covid, y sólo cuatro cuentan con los equipos para salvar vidas a pacientes del virus.
He ahí, la lucha por conseguir la remisión a una de ellas en la capital del Magdalena y las innumerables historias de vida de aquellas familias que pese a ver a su familiar contagiado y con alta dificultad, es difícil la adquisición de una cama.
La situación es crítica, las medidas de protección y restricción están siendo adoptadas, sin embargo, la realidad deja en evidencia un alto porcentaje de propagación y afectación en la comunidad.
Lastimosamente hay quienes aún no creen en el hecho y creen que violando los protocolos se hacen más fuerte. Pensamiento distinto a quienes hoy luchan porque su ser querido, internado en una sala de observación, logre ser remitido a una UCI covid, que le permita, en lo posible, salvarle la vida.
El mensaje es claro y la capacidad de reacción de la ciudad también, depende, en lo posible, del cuidado propio para prevenir la propagación, y que este tercer pico que nos afecta siga dejando víctimas mortales y que nos ha tocado las fibras.