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‘Breadcrumbing’: qué es, como detectarlo y por qué tienes que evitar este tipo de relación tóxica

Dar migajas de atención o afecto a alguien escondiendo las intenciones reales genera relaciones desiguales y destructivas

Sabemos que el uso de términos en inglés para definir realidades nuevas (o no tan nuevas) puede resultar pesado. Pero en el mundo de las relaciones y la responsabilidad afectiva , la mayoría de conductas y comportamientos tóxicos se conocen actualmente con nombres en inglés. Recientemente se ha explicado qué es el love bombing, qué quiere decir hacer luz de gas, o como detectar la ley de hielo. Ahora abordamos otro tipo de relación desigual y destructiva: el breadcrumbing .

Esta expresión quiere decir, literalmente, ir dejando migajas de pan. Si en el cuento de Hansel y Gretel, las migas servían para volver a casa, en el breadcrumbing se trata de dejar migajas de atención o de afecto a la otra persona sin que haya un compromiso real ni la intención de consolidar la relación y evitando hablar sobre el tema.

Adicción, angustia y sensación de vacío
Estas migajas de aprecio intermitentes hacen que la otra persona crea que la relación se mantiene y tiene futuro. Pero la realidad es que la persona que hace breadcrumbing no se quiere comprometer y tiene claro que la relación no se acabará consolidando.

Según explica Martínez Novoa, “el breadcrumbing genera lo que en psicología se denomina refuerzo intermitente” y puede provocar angustia, frustración y una sensación de vacío cuando estas migajas de afecto desaparecen. Además, esto genera adicción a una relación que es claramente “disfuncional y desequilibrada”. Esperando que la otra persona ofrezca algo de cariño y de atención y “señales de estabilidad real”, la víctima de breadcrumbing a menudo no se da cuenta de lo que está pasando y nunca llega a aclarar aquello de “¿qué somos?”.

Lo que busca la persona que deja migajas de afecto es “tener cerca al otro, hacer más grande su ego o cubrir un vacío emocional”, entre otras razones. Su objetivo es tener al otro cerca, enganchado a una relación intermitente que sabe que no irá realmente en ninguna parte.

Conductas concretas de alguien que hace ‘breadcrumbing’

  1. Ante planes de futuro que impliquen cierto compromiso o decisiones sobre la relación, la respuesta habitual suele ser: “quizás”, “ya lo veremos”, “dejamos que fluya”… Si esto es una dinámica habitual o nos genera inseguridad, puede ser un caso de
    breadcrumbing
  2. Las personas que lo hacen suelen ser bastante inconsistentes en el trato personal, y nunca sabes qué puedes esperar. Un día parecen muy a gusto con la relación y el otro te tratan casi como si fueras uno desconocido.
  3. Hablar de la relación, del que siente cada cual o del tipo de vínculo establecido es un tema totalmente tabú para las personas que hacen breadcrumbing. Evidentemente, no siempre hay que explicarlo todo ni poner hashtags a las relaciones, pero si una persona tiene más información que la otra puede ser un problema. La comunicación honesta es imprescindible, sobre todo si una de las dos personas lo pide. Cuando alguien hace breadcrumbing, esta comunicación no existe, lo da todo por hecho y defiende que no hay que hablar.
  4. No recibir señales de vida de la otra persona durante días, semanas o incluso meses. La poca frecuencia y la irregularidad de los contactos dificulta que surja cierta confianza en la relación.

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